martes, 25 de mayo de 2010


Esta comprobado cientificamente que la raíz del daño que el ser humano a causado en la capa atmosférica, se han presentado repercusiones que afectan el clima del planeta determinadamente. Con la acumulacion de ciertos gases, producto principalmente de la actividad industrial y agroquimica, la temperatura del planeta ha aumentado considerablemente, trayendo repercusiones como la elevacion de los mares, generando inundaciones o desbordamientos producto de ciclones maremotos y huracanes, que generan a su vez precipitaciones fluviales que afectan no solo a las costas si no a las grandes ciudades con consecuencias muchas veces desastrosas.

Actualmente, es un hecho científico que el clima global está siendo alterado significativamente (Cambio Climático Global) y en el presente siglo, como resultado del aumento de concentraciones de gases invernadero tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos. Estos gases están atrapando una porción creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que harán aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C (el llamado Efecto Invernadero y Calentamiento Global).
El cambio climático es la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad. Greenpeace trabaja para lograr un modelo energético sostenible, y apuesta por una revolución energética capaz de reducir las emisiones de CO2 para evitar un cambio climático peligroso y en el que la opción nuclear esté definitivamente descartada.

Para ello es fundamental un cambio en la forma de producir y usar la energía que es la mayor fuente de emisiones de CO2. La sustitución de formas de obtención de energía sucias por otras sostenibles necesita la paralización de los nuevos proyectos de centrales térmicas por su carácter de fábricas de cambio climático, el cierre progresivo de las centrales nucleares y el apoyo a la generación de electricidad con fuentes renovables: eliminando las barreras que existen para su crecimiento a gran escala y contando con el papel que los ciudadanos pueden jugar para transformar el sistema energético.

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